Hola, cómo están? gracias por acompañarme en esto otra semana. Les cuento que después de un mes así va la historieta:
(Me gustaría tener un título al menos provisorio para dejar de decirle “la historieta”.)
Voy once páginas de las cuarenta que supongo que llevará. A este ritmo, si nada me interrumpe, me quedarían tres meses más de sólo dibujar. Igual pensarlo en estos términos no me gusta mucho, así que simplemente volveré a la idea de dibujar hasta que algún día esté terminado y una vez por mes les mostraré las páginas que tenga acumuladas.
En el taller al que voy el ilustrador que lo modera cada vez que hablamos de nuestro proyecto nos pide que lo volvamos a presentar para quienes no estuvieron las veces anteriores que expusimos y también porque dice que al repetir la explicación vamos encontrando la mejor forma de resumir la historia y eso es importante si pretendemos hablar con un editor o pedirle a alguien que nos dé plata. Siempre presento lo que estoy haciendo de muy mala gana, es algo que me fastidia, un poco porque soy tímida y otro poco por mal llevada. En estas semanas descubrí que explicarles a ustedes lo que estoy haciendo me sirvió un montón para realmente entender qué estoy haciendo. Pensando una y otra vez cómo resumirles la historia, para que sea más divertido para ustedes ver cómo va tomando forma, me encontré con un problema. Lo que pasa en la historieta sucede al poco tiempo de terminado el periodo de encierro durante la pandemia y noto que vengo evitando decirlo para no generar rechazo. Creo que es importante explicitarlo porque gran parte de lo que va a suceder en el encuentro de la protagonista con el chico raro de la isla va a sostenerse en que en ese momento estábamos todos en una, pero siento que nadie quiere escuchar las palabras pandemia y cuarentena y que no debería decirlas. Si bien la historia no tiene nada que ver con la pandemia en sí, y no es una reflexión sobre el aislamiento o alcohol en gel ni nada de eso, sucede en un momento en el que aún quedan los efectos de esa experiencia en nuestras formas de vincularnos y en que los seres de la isla que se habían librado de los humanos por un tiempo ahora se resistan a volver a limitar sus vidas por el turismo.
En una página se ve el archivo de fotos del google fotos de la protagonista, ahí van a estar las imágenes del día anterior en donde se ve que está en Bariloche y la fecha. Aparte de la fecha, en conversaciones entre los personajes se dan a entender cosas pandémicas, como la vuelta del turismo a la isla, o que ella suponga que el comportamiento extraño de él y su insistencia en mantener distancia es por no querer contagiarse. La información sobre el contexto está en esos indicios, pero sigo dudando en si tengo que mencionar que sucede al término de la pandemia cuando cuento de qué se trata.
Entiendo que no es tan importante, pero también me sirvió para notar la negación colectiva en la que entramos muy rápidamente después de una experiencia tan particular y cómo todo eso se metió indirectamente en una historia que escribí hace más de diez años.
Que tengan una linda semana.
lo que sucedió lo veo como un trauma (colectivo, global, encima). todavía estamos ahí. yo no haría referencia alguna (más allá de la fecha, por ejemplo). dejaría afuera cualquier contextualización, de hecho. todavía estamos atravesados por ese trauma y creo que va a aparecer solo (el contexto) aunque no quieras. y veremos cómo va modificando esa historia que creaste hace 10 años.